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Bucaramanga, Santander, Colombia

viernes, 17 de abril de 2020

Sombras de noche sin palabras


El perdón se inventó en aquella noche y de repente las vidrieras de las catedrales se oscurecieron; mis ojos se cansaron de tanta luz de la mañana y la verdad no oía lo que me hablaban, empecé a caminar cada vez más lento, mi cuerpo y mis letras se dirigían hacia el abismo del pasado y junto a las canciones de septiembre, el nocturno visitó mi frente. ¿Qué puede hacer un mortal que no aprendió a volar? ¿De qué forma se derriten los tiempos mientras las manos se dilatan con el viento? ¿De dónde provienen aquellos sonidos que se confunden con el aroma de la sábila y que su amarga y amarillenta imagen duerme delicadamente en mi paladar?
La ventana está abierta y así el viento ventila mi cabeza, fui condenado en febrero junto a doce escritos de mi autoría; éstos símbolos sólo estaban allí para que un aprendiz se confundiera más con el oficio del taller y mientras el ave vuela por la jaula, un amanecer se destruye en mi cadera. El mar es azul, dicen los hombres; pero los que estuvimos en el fondo sabemos que sus aguas y su espuma, son brillantes como el verde esmeralda de tus entrañas, aunque ellas sueñen con el vuelo de las jaulas, aunque ellas canten cuando el alma se le escapa; quiero asomar mi fuego junto al alba y derretir el silencio que duerme con mis alas, dilatar la somera calma para mitigar preguntas con las tildes al revés. Es el saber algo incierto y lo que dice mi dolor es que debo esperar a que llegue aquella confusa mirada que palpita junto a las cavernas del ocaso, la que esconderá el sol en su garganta, la que vomitará la tierra mientras todos estemos en casa.
El rayo ha caído y en su descenso un color ha soñado el sueño mítico de todo soñador, rojos amaneceres insisten en ser descritos por los labios, cuando doblan las hojas blancas de sus ideas; pero aquel coro de relámpagos besa la noche con su delicada canción y una vez más mis ojos, ya cansados, permiten que yo sueñe con la locura vestida de azul razón. El humo asfixia la avenida y la gritería besa los oídos de las paredes, es de noche y todo soñador despierta sin su inocente respiro; desde el horno se escucha lo que el fuego acaricia y el ladrido de los perros hace que el color escupa sílabas incomprensibles por tu lengua.

miércoles, 15 de abril de 2020

Lo de hoy y lo de siempre


Entre grandes páginas y nocturnos encuentros, se desdibujaron tiempos y ensoñaciones; vástagos de aprendices retoñaban con el caer de los días, en abril los cielos son de Aries, los de agosto dicen que son del diablo, cultura popular y fetiches de algunos ancianos; la mezcla de cortinas amarillentas y cabelleras despelucadas que asoman sus desteñidos corazones por las ventanas, hacen especular al vaho de sus hogares y se evapora con el aplauso de sus días; ya son 15 lunas de encierro y la gente ansiosa llora porque no puede ir a vitriniar al centro comercial y si les alcanza el bolsillo, tal vez babosear un helado. Absurdos pensamientos abundan en los barrios, entre paredes cargadas y mentes desocupadas, tanto miedo a la soledad ha hecho que se aburran consigo mismos, temiéndole al silencio y a una que otra pintura de mi autoría, y también a Fénix, todo porque es un gato que decidió nacer de negro; quieren atragantarsen con la ostia de la misa y así ser salvos de su soledad, quieren regalar su sueldo al pastor del tiempo y así comprar el perdón de su avaro sacerdote; pareciese que a estas ovejas les encanta el calor y el sudor de las masas, el ruido enceguecedor de los carros y el llanto de los niños sedientos por una selva libre de narcotráfico; se asolapan, se incomodan, se fastidian, tanto como del oficio del pintor o del lector de la vida, que describe versos al caer el día.
Es evidente que estoy hablando de un pueblo y de un barrio, trato de negarme a mi particular estilo de la metáfora y del símbolo en mis narraciones; trato de hacerme deducir para que luego no exista el pretexto de la famosa educación y que pobrecitos, no saben leer y por ende, escribir y entender y reír; pero sí saben perrear y consumir las lascivas tardes y noches de sus canciones, sí saben consumir las oraciones prescritas de sus frentes, manchadas algunas veces por la salvación de un carbón tan duro como lo son, sus civilizaciones. La humanidad que olfatea estas imponentes montañas en Santander, pretenden ensuciar con sus murmullos y salivazos la tierra que protege la verdad del hombre, aquél hombre que es desterrado por escribir pétalos con la luz del día, aquél hombre que se encierra en su cuerpo dispuesto a sentir la magia de la brisa, el calor del agua y la belleza en la llama de la vida, escogiendo a la noche como su guía.
Un helicóptero pastorea la ciudad, ya que las ovejas deben estar bien guardadas y guiadas hacia la verdad, hacia su verdad; pero desde el fondo de la cuadra se interrumpe el Vallenato de la esquina y el alarido de una trémula voz, irrumpe en una nueva técnica de pedir monedas; 5 y cuarenta y 5, aquél griterío hizo que los perros empezarán a ladrar, las vecinas asomaban sus cabelleras despeinadas y nuevamente con el tinte descolorido ocultaron el vaho de sus canas y el amarillo de sus ganas no se hizo esperar -un loco entró al barrio- dijeron algunas espantosas señoras, sólo gritaba monedas, vociferaba asustado en nombre de toda su familia; pide medicamentos, algo para masticar,  pregona que el gobierno no lo quiere apoyar; este nuevo método consiste en gritar por la mitad de la carretera ya que es más fácil  que ir puerta a puerta tocando las rejas y así, evitar algún contagio; algún virus extraño, hijo del humano. Algunos niños salen y le tiran panes, -otros prefieren reír de hambre- dice el cómico del frente; las nubes han ocultado al sol desde temprano y nuevamente la noche, espera el famoso aplauso.

sábado, 11 de abril de 2020

Letras de las 6:45


Como la noche que se escribe con tinta, como los susurros de mis parpados que deambulan en agonías extrañas, como lo es el viento que ensalza a la tierra y la traslada hacia los misterios que se respiran en cavernas, llenas de hielo tal vez o tal vez vacías de cuerpos que murmuran a lo lejos, y chismosean escupiendo sílabas sin acento.
Mis farsas son desmentidas por la narración de tus rezos y como la magia no abunda en el planeta, fui sustituido poco a poco por el silencio de las estrellas, portadas de biblias enteras y sus letras que nunca intentaron despertar mi delicadeza; un guion, un estúpido corazón se vacía al ritmo de la playa y yo simplemente suspiro la salada espuma que se enreda en las algas de la existencia.
Amaneció otra vez y aun describo los colores que visitan mi alma, mi negra alma; no estuve gritando en el silencio, no estuve versando paredes a los cuatro vientos, sólo mostré mis muelas a aquellos que mintieron en mi oreja y limosnearon una razón al hablar con ellos; pidieron una moneda y les entregué cien de ellas, abrieron la puerta de mi cabeza y les ofrecí mi silla y también la alfombra que envolvía mi lengua… nunca entendí el sabor de sus feos ojos.
Cansado de la cadera, con las piernas adoloridas y sobre todo de la izquierda y por supuesto, de la derecha; me pregunto: ¿Cómo no morir de tristeza si las ventanas miran lo que sucede con mis venas y ellas ¡sólo pretenden pisotear mi caldera!? Murmurando los destellos de la luna y rezongando liturgias que se repiten al ritmo cansado de sus relojeras. Un asqueroso sonido inunda las calles y una putrefacta verdad flota por las aceras, aplauden a la nada por la noche, justo a las 8 y nada se detiene, todo sigue igual en sus alrededores; el humo de los carros aún espera ser inhalado, la mentira de moda late en sus cabezas y el celular se recalienta de tanto ser manoseado, porno, ruido y memes, otro juego por descargar -¿qué más tienes de almuerzo?- economía o el dólar en subida, presidentes vendiendo vacunas y el bazuco fumado por los indígenas: nueva receta para la cena; esto es lo que somos, un virus que se aburre por estar en casa, un virus que destruye todo lo que su apestosa mano alcanza.
Ay, la realidad se desborda en las aguas y el oro es empleado para satisfacer los paladares de nuestra amada masa, sin él no existirían las marchas y los tropeles, sin él no habría una multinacional sedienta de vendernos electrodomésticos domesticados; ay, bella palabra para una era inteligente y superior a las otras; letrada pero no leída, escrita pero no entendida. Reggeaton, Silvestre Dangond ¿aún esperan a un dios de su lado? 

viernes, 10 de abril de 2020

Letras para las tardes


Una dulce y cristalina mañana se baña de sílabas perdidas, un oscuro amanecer se distrae con las ventanas amarillas de una caritativa sonrisa; luego, esa misteriosa armonía se distrae y trae consigo un elocuente sonido parecido al gemido de los perros, cuando desesperadamente desean ser amamantados por la perra que los vio nacer, es así que comienza la travesía de un pobre versículo, esperando ser leído por la mísera atención de un lector incapaz de sostener la valiente mirada sobre sus cuencas, pálidas y sin belleza.
El prófugo levanta por fin su cabeza y del estanque aquel anima a su cuerpo para que también lo haga, entretejiendo cosas del pasado con el futuro lejano en sus manos y desdibujando viejos atardeceres en el vientre de los cuerpos que habitan las aceras de la noche; si, las caderas en las calles y los pasos sonrosados llenos de fluidos extraños, pero a veces bien pagados, son los que mantienen viva la sangre de este silencioso y cautivo anciano, que disfruta lentamente del gris color, harapiento y destrozado, tanto como el aroma que le regala los vientos para su intrépida  sinrazón consuelo.
La mierda de los gatos se incrementa en sus sueños y el simio que baila se ríe por las tardes, se burla y se mofa, escondiéndose las muelas porque aún él no ha logrado entender el enigma que los dioses le entregaron, bajo la rareza de febrero y sobre las mil formas que esconden los cielos,  de repente y desde la espuma del océano, quisieron devolverle la sal que su cuerpo tantas muertes necesitaba; ojos negros con sombra en la mirada y labios secos por el tinto que le besaba, una bestia, única y aclamada por los dientes que gritaron: ¡aleluya, aleluya, el señor por fin murió!  era la que de paso lo visitaba… en sus sueños, en sus huesos, al menos una vez por mañana.
Versaron el tiempo y junto al hielo se escuchó el parpadeo de las flores, de los montes, de algunos soles y de tan sólo un hombre que pretendió conquistar a la desdicha, cabalgando la garganta de unos monjes que repetían su nombre bajo el conjuro de un cálido mantra; bella calma, aroma mortal con lágrimas calvas, hambre sobre sobre sus hombros, crujientes tripas para el consuelo de sus oídos, masticarse la lengua como ofrenda o morir caminando en vez de volar; ah, maldita penumbra, densa y volátil que corrige la ortografía pésima de las conciencias y así mismo destruye las páginas escritas con las velas de la época.
Me canso rápidamente y me duelen las piernas

2020

jueves, 9 de abril de 2020

Aparece un Silencio


Quien mira a mis espaldas es el mismo filántropo que duerme con la boca abierta en las ciudades deshabitadas y que siguen podridas para la humanidad, dicha ciudad está compuesta de basura y en sus andenes se desliza la saliva de la peste; el pasto gris se ha tragado al universo inhabitado del cerebro mortal y aun sin cuerpo, sorprende al amigo del árbol en la arena elemental, como también sorprende a las almohadas que ya no se usan, como la luz molecular de las estrellas.
Llueve ésta noche y eso quiere decir que lloverá siempre que leas éstas letras, nunca será implacable la soberana maestría del lenguaje y quién hable con luna, comprenderá que el silencio se derrumba sobre unas líneas pálidas, dejadas por el quebranto de la mar y adyacentes por el matiz azul de los días. El perro es condenado a andar sobre la planicie de la noche, los muertos olfatean el miedo de los mortales y los vivos queremos morir comprando zapatos, simplemente para viajar abrazados con la niña de la moda; el día de los dioses es el fervor esperado por las ataduras de un mundo insensato, a quien se le caen los dientes por las bacterias que han mordido sus entrañas y desnudas sonrisas, cuando roían en sus museos o cuando pretendían inhalar su soledad con sus ansiosas  selfies; ladran de sed y caen sobre la luz blanca de sus calvas y pálidas pieles, sueñan con la humanidad o describen mi marchitada tinta.
Es real que el viento nos acompañe esta tarde mientras las gotas se deslizan por las vías verdes de la mentira, ella se derrumba cuando sueñan las campanas del desesperanzado devenir y no es nada parecido con la realidad de mis imágenes, es simplemente un despilfarro de peligros, de destinos. En aquél momento se sorprendió el verbo y de la sangre nacieron numerosas latitudes, líneas que desunen los días y que señalan la mezcla de los meses con los segundos y con los olores; nada es incierto, todo se imprime como lo hace el tímpano sobre la cabeza y hacia el nefasto silencio de las miradas, de las almas, de las aguas, de las plantas que crecieron junto a las algas, se derritieron mis días, mientras tú ya no soñabas.


08-04-20

martes, 7 de abril de 2020

Volviendo de aquel absurdo encuentro milenario



Los pájaros retumbaron en las bóvedas y los manuscritos volaron por las habitaciones  rosadas;  has ofrecido tus dientes para que los perros no suban por las escaleras, creyendo que así separarán lo onírico de lo irreal… Estallando con las carcajadas señoriales de aquellos hipócritas qué se enredaron con los tormentos del pasado  y sus abuelas durmieron en las piernas nocturnas del azar, administraron la dicha de su deidad, convirtiéndola  en largas filas  para estacionar sus friolentos calambres en cualquier mañana de Junio. Una vez acostados sobre sus dedos; festejaron, alimentaron y bebieron de su cuerpo, creyendo estar alentados con el cebo vitamínico qué indigestó el bello canto de Prometeo.
En una tarde singular estacioné mi barca sobre la orilla de su aparatosa cima; caminé junto a sus candelabros virginales y mis pasos se alumbraron con la apestosa voz qué tanto deslumbró a sus renombrados célebres  de la comedia; con mis manos capturé la luz del eterno rayo en la noche implacable y desafié a la terrible sombra con mi  intrépida locura, locura en la cual sus ojos temieron impetuosamente, señalándome por  destrozar las baldosas qué con tanto sacrificio habían cubierto  los suelos de sus absurdas, obscuras y ostentosas  catedrales; desatornillé la máquina del futuro y ordené con mi elemental trazo dormir sobre el lejano presente, para desdibujar  sus fantasías vulgares que tanto habían desmembrado  el  bello césped racional. Como cuando una simple gota irrumpe en la turbulenta superficie y silencia el caos producido por el aleteo de esos gordos pajarracos; como cuando la bestia acecha en la manada servil y el cordero grama escandalizado por que perderá su cómoda vida pastoral, derramando abrazadores quejidos por el infinito espacio, temerarios de la fuerza gravitacional de mis manos qué destrozarán todos esos huevos fucsias impuestos por el escandaloso cacareo de sus amaestradas gallinas.
Luego; de un interminable silencio, pude acostarme en los azules mares qué en su noche celebró Poseidón  con la augusta dinastía y sus radiantes corceles dorados remaron por los eternos cielos   brillando con las inmemorables luces de tu voz; otra vez juntos,  aunque sea por un instante, inmediatos como el nocturno Otoñal de mis ensueños y detonados por el innombrable amor de tus ojos, que siempre han visto escurrir a mi indescifrable dolor cuando pretende huir de mi canto, hoy; simplemente intento delinear la brisa de tu mirada para poder volar cálidamente con tus insuperables alas de cristal y sumergirme con el viento rígido de mis anhelos, sentarme frágilmente en tu ocaso sin determinar los segundos en el espacio y así mismo danzar en tus adentros más cercanos a mi colosal existencia.

Tomado de “Propuesta 1408-804” 2015

Sobre rerum natura



Una timidez desengañadora es la que precipita la marea del alado, una concurrente autopista se asoma sobre el lente opaco y un hermano esculpe los elocuentes discursos en el campo; un nombre cae de tus labios y es ahí donde las trompetas se derriten, donde la plaza es pública y los ladrillos se distorsionan para atravesar el cansancio de unas manos; manos velludas, aceleradas en el baile de tus poros para que el Ocre desdibuje la marca trazada en tu piel y las hormigas construyan aquellas fosas intachables de mi arquitectura estelar. El anunció es determinado cuando el preámbulo discurre por los cielos, un silencio enviste la Tierra y el Universo expele llamas por los vientos, y así; una vez más, nace y renace la somera cabellera que reluce con la muerte actual del vacío que nunca será llenado.
Rerum natura es una propuesta que nace de la profunda inquietud diaria que nos ofrece la naturaleza de los tiempos, de las cosas, es decir; una pequeña mirada que intenta pronunciar sílabas elocuentes al contemplar el camino que nos rodea la vida, el vuelo de los pájaros, la caída inerte de las hojas, el susurro de los peces, el destello fugaz de las abejas, el desplazamiento del escarabajo por la aurora, el canto sincero de los truenos, el ruido bramante de las olas, la petrificación de los átomos con el aire, la bella putrefacción de los cuerpos y por ente, la vida regeneradora que se desprende de ellos mismos. Desde mi pequeña visión, intento manifestar mi interpretación de algunos estudios simplistas de la línea, la forma, el espacio y el formato; materiales reales con el que se vuelve adhesivo el carbón, escudriñando en las afueras de la realidad en aquellos seres vivos como los son: los Ajos, los Pimentones y las Naranjas, para de ésta manera poder escupir aquellas dudas que refutan el constante ir y venir de los vientos, anunciando o plasmando así una pequeña muestra de un pensamiento tardío que pretende ser un objeto más de estudio por mi testarudo conocimiento inconforme; en verdad, rerum natura no deja ser uno más, de esos pensamientos que vuelan y revolotean, una vez ya cansados; se dejan atrapar por mis bastas manos, se dejan acariciar por mi vulgar ojo y sirven de alimento continuo para mi insaciable hambre, justo ahí, empieza el eterno trabajo de mi paladar mundano, qué lo único que hace es moler, masticar, chasquear, tragar, digerir, volver a masticar, vomitar y continuar con su alimento, para de ésta forma intentar calmar aquello que muy sensatamente intenta manifestarse en la cotidianidad de la vida, en el diario vivir, es allí donde reposa toda la forma abstracta y explícita que el universo intenta enseñarnos, es allí en donde nuestros cuerpos sirven de puentes transitorios para que la luz abrace a la oscuridad, para que la Tierra flote en los Océanos, para que la lluvia endulce al cálido fuego y puedan suspenderse en la armonía discreta del ruidoso caos.

Sobre la Ciencia y algo más


Creo que la ciencia, lo que conocemos como ciencia, utiliza experimentos para demostrar o validar su existencia, en cuanto a que no puedan ser demostrables simplemente no cabe en su ámbito de la realidad; la ciencia ficción a mi parecer, se basa en la fantasía real de su percepción para complementar su razón de ser y se cobija o se abriga por medio del lenguaje, indiferentemente de la estética que decida profesar. La filosofía o filosofías; hablan del amor a la sabiduría y veo que predican sus teorías, sus verdades, sus realidades, por todos los vientos; adentrándose en mundos cada vez más profundos para el saber de la especie, puede que sean oscuros o claros eso no importa, el amor a la verdad hace que el hombre indague, revuelva, escudriñe, vuelva, borre, dibuje, pinte, rompa, coma, y se alimente diariamente de las realidades que destiñen la apariencia, que aparentemente no nos deja acercarnos a la verdad; pero debemos tener en cuenta que la verdad es una mujer, no nos importa si es bella o fea, simplemente es y por lo tanto quiere que se le conquiste, ama únicamente a los hombres que la puedan enamorar. Quiero decir qué la verdad es la mentira, eso lo sabe la realidad de mis labios, quiero decir qué; la filosofía, para validar su existencia debe vivirse a diario cómo si viviésemos con un verdugo y un juez  constantemente; de lo contrario no dejaría de ser otra cosa más de las que se dictan en las aulas de los colegios o universidades, en las que tú pagas un dinero "¡mucho o poco! y te dan una información resumida-comprimida o extendida de aquél pensador o personaje de moda capciosamente  prolongado por el mundo modernamente contemporáneo, también puede ser que compres una cerveza y si juntas varias tapas te darán un título, o puedes elegir comprar un paquete de papas fritas y te sale un premio, y de "ñapa" el magíster en filosofía.
En la teología; algunas personas hablan de algo más allá del acá; un ser o un ente fuera  de nuestro cuerpo, algún responsable de nuestra angustia o alegría y para comprobar su sensatez existente, lo demuestran con la frase: "es que eso se siente," a decir verdad; no sé si se siente en los bolsillos o en el cuerpo, en el pecho, en la cabeza o en el hígado… no lo sé; si han decido en muchos casos maldecir al cuerpo, hasta llegar al punto de crucificarlo por amor o por miedo al pecado, miedo y amor que nace del mismo cuerpo y beber la sangre redentora que fluye únicamente en él, no lo sé; pero lo demuestran, con sus ojos retorcidos, con sus salivas galardonadas o sus fabulas marchitas, pero lo demuestran.
En el dibujo…el madrugar, el no dormir, el hambre, el frío, el sueño, el dolor, la felicidad, la filosofía, la ciencia, las ciencias, la teología, los dioses, el dios, los demonios, los ángeles, otra vez; el hambre, el hombre…¿acaso estoy hambriento? y si es así ¿hambriento de qué…?El blanco y el negro; unidos por un mismo rojo que se desprende del azul, del amarillo, del color madurado sobre la tierra y aun así se tiene que escribir, destruir, desdibujar, romper, desechar, invertir, linear, delinear, borrar, difuminar, soñar que me despierto, oír sin escuchar, mirar… bien; y todo esto ¿para qué? ¿para demostrarle a quién o a qué? ¿para refutar o desmentirle a quién? ¿a algún dios? ¿a algún científico? ¿a algún filósofo?Me han dicho que no es necesario dibujar porque ya tengo el dibujo en mi cuerpo, en mis manos, en las líneas de mis huellas digitales, en mis ojos, en mis labios, en el aire, en el agua, en el fuego; y ¿qué? … ¿que? … ¿con qué? … ¿para qué?En la política no me es licito hablar, mucho menos pensar.


Sin título


El respeto fue extraviado cuando las hojas se pusieron marchitas y los pretextos y la habladuría, demarcaron la visión borrosa de la guía…
Ella pretendió ensalzar la basura y convirtió la mierda del mundo en estética facial; como parlanchines visionarios entonaron la mediocridad de sus palabras en expresiones efímeras, contemporáneamente válidas por su capacidad tonal, por su insensatez diaria, cuando alimentaban el ojo estúpido de la igualdad empalagando el símbolo, embriagando al signo y muy cómodamente durmieron sobre la línea rígida de mi canto; se bañaron con el oro de mi llanto y ensuciaron los pétalos que mi voz enunciaba, exclamando una liberación de la obesa masa de sus labios e insultando el Ocre nupcial de mi paleta Otoñal, para convertir mi humilde diamante en un carbón azaroso y llamaron peligrosidad a mi locura, insinuando qué ella era agresiva con la manteca de la sociedad-suciedad… en fin; el tiempo ha llamado a mi oído y ha pronunciado mi nombre, cantó himnos en los que Hefesto forjó la palabra diaria de mi piel, respirando el aliento cálido de mi Ocaso, contemplando el orden de mi taller; cuando yo ordené que los vientos me elevaran hacía mi rumbo, hacía mi montaña, para no descansar; sino, simplemente morir con cada atardecer cuando la mañana respire el barniz de mi lápiz, de mi frase, de mi lienzo Azul templado por los minutos de la Luna.

Tomado de “Fragmentos rocosos que se invierten en la cálida añoranza temprana de un 804, sustentando y subrayando al 1408” 2017

Para que lo sepas


Son colores los errores del universo, en eso se basa la vida; en el error, o, dicho de otro modo, en la perfección incoherente del error; así discurre un pensamiento, así se entreteje el conocimiento, así vuelan los amaneceres y así duerme la eterna incertidumbre del no saberlo, o tal vez, del sí sabido. El pigmento se enlaza y se ensalza, la verdad duerme en la mentira somera, el anciano vive en la alcoba y la madeja de hilo se calcina en la hoguera.
Durante un invierno imaginario “sabemos ya, que la lluvia también es una ficción premeditada” transitaba el fuego por los aires y desde allí un incomprensible hombre derramaba sus tildes por las aguas de lo eterno, por los ríos del recuerdo y en sus mares, un espectro volaba en las tardes; a su vez, aquel hombre remaba caprichosamente por la arena, no sin antes entonar sus himnos preliminares y en su espalda, una capa Azul rompía el viento de la tierra entera; llevaba un pequeño cuaderno atado a su pecho y un gorro Rojo que parecía haberlo sacado del Verde tiempo de los Soles, cuando ellos orbitan cerca de su planeta Gris, Negro, Amarillo o sin colores; en él, en su cuaderno, componía poemas y líneas arduas con total paciencia, desmarañaba con avidez profética todas las constelaciones que podían observar su transcurso molecular durante el día; también, imanaba perversas saturaciones que se desprendían del caótico sueño de las aves, rompía los hilos del recuerdo y reía firmemente cuando un sagaz aullido corría al caer la vida. Ha estacionado por vez primera en otoño o en primavera; contempló el sexto árbol que comprendía en la nación entera, toda la vista amorosa que nace en las noches únicas y precisas de los veinte y siete de cada hora y en los nueve de su memoria; pudo por fin soñar con el orbe sin misericordia, sin disculpa y sin caprichos, los cuales bañan el cuerpo de los no adeptos, al mismo tiempo, en un suave amanecer de invierno, logró reanudar su oficio, el de delinear cada susurro espectral, cuando el Aire preña a la Tierra en los madrigales de su infancia o de su calmada realidad, y en esto se basó su historia; su paso por las sombras fue simplemente un rumor de la gloria y en sus noches reposan los conjuros a cada hora.

Tomado de: “Sobre el Boceto y Otros Tantos Cantos de lo Real” 2016.
Andrés Alfonso


Sin título, también.


Y fueron calladas las horas y fueron silenciosos los pasos que alumbraban el camino, tan silencioso como el baño caudal de la brisa.
El prólogo fue un anuncio que deseó sostener la caída magistral de mis adentros, la relevancia elevó el pigmento sobre los Astros y los himnos Homéricos destellaron en los oídos de tus cantos; nuevamente, la luz encegueció la paráfrasis del espacio colmado con elocuentes versos en los labios, proclamando el silencio de las frases.
Hemos de esperar a que los bajeles desciendan y manifiesten su gramática; enseñando nuevos símbolos para el cortejo habitual de las noches estrelladas, hemos de soñar con el fuego derretido sobre las venas, con el vuelo imperial de la colmena para que la miel empalague mi piel y mi lápiz proclame el súbito trazo de la hoguera, del misterio, de la mañana encadenada por los cielos, por el centro, por el silencio que muere en mis labios, mordiendo el aire y esculpiendo cantos de madrugada.

Tomado de “Fragmentos rocosos que se invierten en la cálida añoranza temprana de un 804, sustentando y subrayando al 1408.” 2017

Otro Sin Título


Y los trémulos e insensatos acordes sonaron sobre las aguas, y ella; abrió su ojo declinando un dulce andar por mi cuerpo, palpitaron los rasgos de la montaña, para que el fuego hablará al compás exacto del viento.
Mi lápiz estuvo presente para desdibujar la brisa que se  bañaba en la arena, mi pincel escuchó el himno Azul de un Ocre enamorado y juntos mancharon esa tela que tanto atormentaba la espera, la distancia, el grito de las aves; el susurro de mis alas, de mi piel, de mis mantos, de mis pasos, de mi cuerpo enrarecido cuando no comprende las dimensiones claras del espacio.
En la mañana siguiente el vuelo fue decretando las palabras absurdas e incomprensibles de  mis versos, desmanteladas por el tiempo de los humanos e interpretadas por el océano gris de la memoria caudal de la desdicha; muy pronto encontré otra manera de caminar, supe que en la locura ningún hombre podía husmear mis lienzos frágiles como la lluvia, que en ella; el fuego era el traductor del agua y para romper el hielo de mi cuento me elevé hasta lo más profundo de los abismos, allá dónde el miedo mortal asecha a cualquier pájaro sin alas, a cualquier becerro de la llanura amada por los pastores y sus rebaños. El tiempo habló y yo lo escuché; él contó plácidamente los nocturnos del Sol e interpretó los designios tenues del Azar, divagando así por las memorias escondidas de la mentira y anunció la verdad amarilla sobre la orilla de mi Océano, de mi prosa, de la sílaba, de la consonante y de la vida. Proteo es el juego saturado de la magia y Hefesto llama a forjar diariamente el nombre de mis alas, el bronce se endurece en mis labios y mi fuego derretirá el vaho de tu cara.  

Tomado de “Fragmentos rocosos que se invierten en la cálida añoranza temprana de un 804, sustentando y subrayando al 1408.” 2017

Entre designios informales

Entre designios informales nos hemos envuelto mágicamente con la mirada circunstancial del fuego eterno de la nada, del vacío, del silencio sin movimiento, del caos abrazador, del ruido perturbador cuando ensueña claramente con la noche abrazadora del mañana y retumba suavemente entre las colinas iluminadas por la aurora cuando permite acariciar al húmedo amanecer de los astros, de la lluvia, de los vientos, de la arena en el desierto; en dónde el Sol estremece sus labios y aniquila con su amor cada respirar agonizante que decreta la vida, el aliento de la muerte, el sonar de las mentes, el sueño del niño aquel que es desterrado por preguntar el porqué del por qué. Cada amanecer, cada atardecer, cada anochecer es enriquecido por la angustia que cautiva los cuerpos del espejo; los reflejados que indagan al espectro voraz de la mirada y reconocen el palpitar sincero de la Tierra, emerge de tu profunda sonrisa un cuasi arrogante destello cuando decide sobresaltar las paredes virginales y entrelaza una vivaz armonía entre la noche que despidió al crepúsculo y la no pronunciable cosa que sueña con el cálido otoño de la verdad.
Una vez anunciada la gloria, es sometida la victoria ante las cadenas del petulante orgullo, claro y sincero de los átomos; una vez interrogada la atmósfera, los cuerpos se suspenden entre el plateado cuento, cuando fueron expulsados por el éter sobre el azul de la Luna y una vez más, ella; es mitigadora del brillo y desmantela preguntas en la habitación de la memoria, propiamente inscritas con el pigmento desgarrador del hielo saturnal en la octava casilla del año, del quinteto enamorado.
Para establecer criterios, para eternizar la dicha y construir vivaces melodías al mediodía; es necesario sumergirnos en la hoguera, admitir el ahogarnos sobre el espejo y flotar entre milenios salados, soleados, dorados y sazonados, cuando suspenden las líneas de los rayos Solares sobre la penumbra escalonada en la triunfante vida. Vida que nace en la infinitud de los cuerpos y sobrevuela para cuestionar cada susurro de los tiempos, se ve desplegada en la palabra y en su naturaleza temprana, para profanar los sigilosos encuentros del valle, de la montaña, de la roca, de la mañana, del rio desventurado que se desborda entre canciones apasionadas, pronunciables sobre el agosto dominical, y nuevamente su pericia almuerza en las ventanas del presente.

DE LOS HECHOS Y OTROS DESIGNIOS MÁS DE SU NATURALEZA FRECUENTADA POR LA SABIA MAÑANA DE LOS AÑOS.


La amplificación de los hechos fue determinada cuando el siniestro mensaje mantuvo tranquilo a los sabios, el paso de los siglos se entretuvo linealmente en las orillas del náufrago. Unas partituras sencillas arroparon la mirada del incierto visitante, unas palabras salieron de su cuerpo y la ojeada desesperada de los aldeanos penetraba con la franca distancia de los tiempos; es preciso determinar qué cada grano de arena es elaborado con el más riguroso ensueño del barquero y que el viento arroja mantos sobre las mareas sin misterio alguno, para bautizar las frases descritas en su aliento.
Junto a la Aurora; los cielos se enmarañaban visitando la piel del frenético cuerpo y su león desembocaba en la temprana sonrisa de los niños, una vez observado, empezaron a escudriñar en su intento cortes, ignorando su elemental apariencia y su fugaz silencio creador. El pretendido apogeo se manifestó cuando uno de los grandes civilizados intentó olfatear su sencillo aliento, y el resto; motivados por la sabiduría contemporánea, chasqueaban las lágrimas de aquel humano, que simplemente manejaba su remo en dirección humanamente terrenal, pero su presencia causó más de una noche y mil tragedias, en la comedia descrita por Céfiro y su viejo libro de los años cuando entretejía las arcanas visitas sobre el viento y sus lagunas escolares.
En la más polvorienta soledad, abrumado por el asfalto y carcomido por los callos, cuando pensaba en el aire y en sus desaparecidas alas de papel; por fin, el azar ha permitido que el dibujo acompañe sus manos, que delinee el encierro sometido y que un pigmento Azul desdibuje los salivazos esculpidos por los aldeanos, cuando en las tardes de abril atormentaban los días de febrero y rezaban parábolas sacadas de sus fabulas marchitas, separando el cuerpo de su incognoscible fuego, para de éste modo incurrir con el más doloroso destierro de la verdad. El león dormía y no despertaba de su orilla, las golondrinas esperaban ser representadas e interpretadas sobre el agua y una abeja llegó hasta su hoguera, “ya preparada en la fiesta” elevó un pincel hasta que los Astros pronunciaron su nombre, su Ocre, su lienzo… el barquero al que apodaban y llamaban loco; cantó las sílabas de la noche y entre mareas y exilios pronunció los cuatro vientos y sus números planetarios, cuando sus alas emplumaban los átomos de la lluvia y eternamente el circulo alumbraba su despliegue otoñal, el centelleante abismo abrió sus ojos para hundir al crepúsculo sobre el amanecer; mientras el brebaje ahogaba sus gargantas y con sus blasfemias se arrodillaban en la miseria del rencor, del perdón, del sangriento amor; el hombre de la barca desaparecía en el ayer y su león despertó al revés, voló hasta florecer, cantando los colores con el que fue escrito éste poema, rojos, verdes, todos los azules y todos los carbones valoraron las garras del acorde, celebraron el renacer tardío pero exacto de la noche y alumbraron el camino de la mar, en la que se sumerge aquel qué es prevenido de la apestosa muchedumbre, el qué con su barba y cabeza calva exclama la inocencia del niño pintor, dibujante y escultor que ronca en la playa, para que sus caracolas suenen con los cuerpos, para que su estrella viaje hacia el misterio y brinque sobre el remolino cuando pretende ser esparcido sobre la piel de mis sueños, de mis mencionadas canciones. Y el anterior silencio cautivó a la pirámide con su esfinge; ellas, lo han acogido, le han enseñado el número infinito del desierto, le han adoctrinado saberes que se confunden con las luces del nocturno conocimiento cuando bailan en la arena y vuelan para enredarse en las caricias de sus alas, ya transmutándose en luz, ya formándose Azul, tal vez Ocre, tal vez Sol y Luna también, viento a la vez y agua a su vez. 

ARTÍCULO PROVENIENTE DE UNA BELLA MIRADA NOCTURNAL, CUANDO DESBORONA TODA SUSTANCIA CREÍBLE EN LOS CUERPOS


Muchos dicen que fue descrita en la naturaleza de la noche, otros cuentan que se desplegó cuando las sílabas cantaban en el acorde de la mesa y que manipularon los vientos para desechar todo naufrago del desierto; desmoronando los pinceles del ensueño e interpretando los dibujos escondidos, para cuando el pasto hable de murmullos cristalinos y pueda descubrir a los astros caminando con el fuego nocturnal de los tiempos.
Los rincones se han dormido y la tenue brizna de las ocho acaricia al sordo manantial en otoño, nuevamente el seco y distante manifiesto de mis alas, encubre cada grano de temblor producido por la ira de tu lira y cantan los himnos cuando vuelo… Apolo, Palas, Hefesto y Dionisio.
Una vez caminaron junto a la hoguera de mis poros y los ciegos admiraban a la inquieta exclamación que producía los vientos, se encendió calladamente el espejo de la metamorfosis rocosa; el mediodía estaba en la casa de Alfonso y el viejo Andrés alimentaba al gato calvo con algún cebo recolectado en la madrugada de septiembre. Brillo y luz, sombra y penumbra, éstos fueron los principios básicos de todo horno, de cualquier argumento que descendiera de la innombrable lejanía de los sueños, y también éstos son los acordes de los que habla el ocaso en Agosto; sí, del mismo modo en el que la esfera y el circulo rondaban sobre el papel gastado y el triángulo con el cuadrado enfatizaban sobre el blanco y el negro, sobre el gris y el resto.
En el mes siguiente; corrían con las manos entre líneas y pescaban alguna gota de silencio con la lluvia y el suelo estaba frío entre la niebla, ella abominaba su cabeza en las hojas húmedas, y más tarde fue encontrando cerezas inexistentes entre versos y partículas pasajeras; como era esperar, la caza fue suspendida por que todos veían las letras sobre la tierra y nunca emplearon el insaciable aroma del melón maduro sobre la mesa, particularmente se alimentaron con los ojos irritados y nuevamente creyeron que mi dibujo era un acto de injusticia, que mientras yo insultaba al obeso de conocimiento, el frágil de cerebro esperaba respuesta de mis lienzos. ¡No! es inoportuno escribir para que el horizonte caiga en tus manos, es inadecuado y triste saber que se me ha entendido, y más aún; es deprimente olfatear cada alago de tu detestable lengua, o labios, o pasos y si se han marchitado los lienzos, es porque deben esperar otros setecientos tantos para que desemboquen mis palabras sobre las hormigas apropiadas, como mi lápiz lo ha hecho ésta misma mañana cuando se acabó la semana pasada... y nunca dijiste nada.


2014

Algo sobre el problema de lo estético.


Desde argumentos latentes y desde una interpretación coherente sobre la capacidad visionaria del hombre, animada por las refutaciones escolares de una calle disfrazada en los paradigmas de las artes; apoyado tal vez, en los campos del romanticismo y con un corazón pueril que tan sólo busca indagar en las preguntas absurdamente sinceras, cuando muy crudamente intentan desplazarse en la sonrisa amarga de una Bucaramanga que grita ser aceptada en el orbe contemporáneo de las expresiones artísticas.
He intentado hacer un vago recorrido desde la actualidad de los hechos comunes, que se entrelazan con la armonía elemental de los años. Es así que puedo declarar; qué en un principio, el hombre necesitó comunicar aquello que le acogía desde su visión humana y que de cierta manera atormentaba su capacidad de ser, es decir; de descubrir, indagar, expresar o manifestar cada susurro que el mundo pretendía e intentaba enseñarle. Para ello se apoyó en respuestas básicas como lo son la existencia de los dioses; atribuyéndole beneficios o maleficios a ellos mismos, pudo comprender que, en los astros miles de respuestas estaban esperando para ser descubiertas y que no muy extrañamente cada ser que habitaba éste planeta era parte del todo siendo el todo mismo. Poco a poco “muy seguramente” logró delinear cada escombro de su pensamiento, abstractamente lineal en los mundos de la forma, el volumen y el color; cosa que hoy en día conocemos como el dibujo o en algunos otros rincones del planeta como las letras, el aliento y, por ende, la pintura. Por medio de éste lenguaje, el hombre intentó lograr un acercamiento directo con aquello que le aquejaba o le ensalzaba; logra enunciar sus pensamientos en un mundo aún impreciso que se desenredaba en su pequeña visión como ser, pero más que nada, pudo realizar aquellos trazos que lo conectaban directamente con las preguntas y respuestas que dormían en cada anuncio del alba, en cada resurgir del alma o en el crepúsculo encadenado que reposaba sobre la caída de los años y desde allí, contempla el pigmento enrojecido en sus labios.
Como es notable, nada de ésta relación directa entre el hombre y el todo, llega a ser comunicable en las salas que se alaban a sí mismas ni en los artistas que hacen parte de un mundo contemporáneamente insolente, absurdo e incoherente; dicho esto, es deprimente contemplar, cómo el artista “desplazando al ser, al hombre” busca la fama, la aceptación, la mediocridad, el facilismo, el afán y por su puesto el consumismo; siendo capacitado e ilustrado para ser denominado muy orgullosamente el personaje principal de una comedia patéticamente real, que se manifiesta en la interpretación temprana de una ciudad joven, cuando intenta gritar entre ladrillos y nubarrones, entre bocetos e ilusiones, instituciones y pretenciosos cocteles que dormitan en el paladar ciego del espectador, del público que no entiende para qué o porqué una mancha de cualquier color puede ayudar a calmar la agonía o saciar la ansiedad de un mundo modernamente real e inusual. Los petulantes de la comedia, caminan por los parques inundando sus pechos al son de unos ritmos sin color o, mejor dicho, sin conocimiento de su Sol; desean firmar autógrafos y besar el mundo que muy sensatamente brilla a sus pies, tener mujeres al revés y de éste modo, creen que ellos son los comunicadores de lo que no se ve.
El problema de lo estético es algo serio; muy serio… y vemos cómo en todos los rincones de Bucaramanga la estética es llevada de la mano por unos trazos que apestan a cadmio oxidado en cuerpos mal logrados; sus figuras matachinadas latentemente destruyen la belleza que habita en sus aceras, vemos cómo sus espacios son invadidos por los vendedores de la verdad, de lo real, de lo inerte y la igualdad; así mismo, son curadores del intachable y fastidioso mal llamado arte conceptual, que lo único que pretenden y logran contener es el desahogo estúpido de su banal mediocridad, embriagar su conocimiento y ensuciar o distorsionar el ojo creador que se puede desarrollar en cualquier habitante de ésta ciudad; denigrando así, algún otro manifiesto pictórico-elemental que decide discurrir en la temprana mirada de un nuevo renacer, amanecer o un simple intento de embellecer el suave aroma de su niñez.

2016

Plaga


Como es sabido; el arte Santandereano ha sido invadido una vez más por la banal manifestación de la mediocridad, al parecer y muy conscientemente, han convocado a los grandes Maestros que sobresalen en nuestra ciudad; es así, que con el orgullo latente que aflora sobre el humo bumangués, representaron una plaga de hormigas y las ubicaron en el centro de Bucaramanga. Contemplando desde un punto de vista coherente y sensato, podemos afirmar que: no sólo han estropeado la arquitectura de la calle 35, sino que también en medio de su marchito conocimiento, decidieron maltratar el carácter estético de sus habitantes y a su vez, están ofendiendo la capacidad de representación en la que se puede defender sin mayor esfuerzo un artesano sin título, pero con mucha destreza y belleza, como lo hacen los artesanos bumangueses.
Es conmovedor ver cómo la pereza, acompañada del “todo vale” decide en las manos de dichos Maestros, es muy triste admirar las enseñanzas que sobresalen con el bello acto de caminar por nuestra Ciudad, observando y sintiendo el asco que producen dichas esculturas; al mismo tiempo, las interrogaciones acechan sobre mi cabeza y me cuestiono por el simple hecho de haber nacido acá. ¿Parece que nuestras limitaciones descansan en un conformismo estético? y que ¿nuestras miradas reposan cuando la firma de numerosos maestros calla nuestra ignorancia académica?, no lo sé; pero es evidente advertir que estás imágenes huelen a una cultura putrefacta y que ésta plaga pretende destruir nuestra infinitud creadora, enseñando valores anti éticos y desdeñando la comprensión por la línea, la forma el volumen y el color.

2016

“Ser estético”



Es muy cierto que el público Bumangués es ciego ante la situación pictórica que se plasma en su ciudad; por conveniencia propia admite estar contemplando verdaderas obras de arte cuando simplemente observa manchones y mamarrachos que se destiñen con la insensatez lineal de una absurda metáfora pictórica, sirviendo de escondrijo para los estamentos de la mediocridad, el facilismo, la pereza y la confortable comodidad que puede llegar a experimentar un artista Santandereano, en una escena argumentada sobre las calles de la ignorancia y la apariencia.
De éste modo los que dicen realizar labores estéticas, argumentan sus nubarrones pictóricos con realidades como: “quería ver la reacción del público” o “quería conmover y sensibilizar al espectador.” En verdad, estas explicaciones no dejan de ser parte de un libreto más, redactado en las instituciones o revistas de moda que particularmente abundan en las cabezas y en los ojos de aquellos imitadores de lo mismo con los mismos; sus tesis describen la magia del color e inscriben la farsa del color. Los principios de la línea, la forma y el volumen, han sido reemplazados por el todo vale, la inspiración y el libertinaje creativo, más no y nunca por la libertad de la creación.
A decir verdad, el público Bumangués confía ciegamente en que el arte puede calmar la sed de su piel; le ha confiado ésta labor a un pequeño hombre que se hace llamar el “ser estético” y muy tristemente, aquél ser sólo vive de las alabanzas y las canciones que se dilatan en sus orejas; la belleza da vuelta y sus brazos se declinan en la mirada de un nuevo baile… nace la tarde y muera la hora.


2016

Tan sólo un momento de razón

Casi siempre mis babas se derriten en los espejos y esa angustia se desliza cálidamente hacia el sendero de mi ocaso; por las noches de fr...