Quien mira a mis espaldas es el mismo filántropo que duerme
con la boca abierta en las ciudades deshabitadas y que siguen podridas para la
humanidad, dicha ciudad está compuesta de basura y en sus andenes se desliza la
saliva de la peste; el pasto gris se ha tragado al universo inhabitado del
cerebro mortal y aun sin cuerpo, sorprende al amigo del árbol en la arena elemental, como también sorprende a las almohadas que ya no se usan, como la luz molecular de las
estrellas.
Llueve ésta noche y eso quiere decir que lloverá siempre que
leas éstas letras, nunca será implacable la soberana maestría del lenguaje y
quién hable con luna, comprenderá que el silencio se derrumba sobre unas líneas
pálidas, dejadas por el quebranto de la mar y adyacentes por el matiz azul de
los días. El perro es condenado a andar sobre la planicie de la noche, los
muertos olfatean el miedo de los mortales y los vivos queremos morir comprando
zapatos, simplemente para viajar abrazados con la niña de la moda; el día de
los dioses es el fervor esperado por las ataduras de un mundo insensato, a
quien se le caen los dientes por las bacterias que han mordido sus entrañas y desnudas
sonrisas, cuando roían en sus museos o cuando pretendían inhalar su soledad con
sus ansiosas selfies; ladran de sed y
caen sobre la luz blanca de sus calvas y pálidas pieles, sueñan con la
humanidad o describen mi marchitada tinta.
Es real que el viento nos acompañe esta tarde mientras las
gotas se deslizan por las vías verdes de la mentira, ella se derrumba cuando
sueñan las campanas del desesperanzado devenir y no es nada parecido con la
realidad de mis imágenes, es simplemente un despilfarro de peligros, de
destinos. En aquél momento se sorprendió el verbo y de la sangre nacieron
numerosas latitudes, líneas que desunen los días y que señalan la mezcla de los
meses con los segundos y con los olores; nada es incierto, todo se imprime como
lo hace el tímpano sobre la cabeza y hacia el nefasto silencio de las miradas,
de las almas, de las aguas, de las plantas que crecieron junto a las algas, se derritieron mis días, mientras tú ya no soñabas.
08-04-20
Andres Alfonso,lo saludo este dia aparentemente maltratado por un Virus,pero que arremete contra la humanidad para que esta se detenga y piense todo lo que hacemos y reflexionemos sobre nuestro porvenir,Mil Gracias por su valiente pensamiento filosófico, el cual desnuda cualquier idea de lo que somos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, espero que realmente todo esté muy bien en tu vida a pesar de lo que estamos viviendo; si logramos sobrevivir a este virus, de seguro tendremos mucho por contar y compartir. Sólo espero que como sociedad podamos llevar a cabo el cambio que necesita el planeta.
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